Distintas visiones sobre Rosas y el caudillismo

Lea atentamente los siguientes fragmentos y complete brevemente el siguiente cuadro, teniendo en cuenta como cada uno de los autores caracteriza el caudillismo y la figura de Juan Manuel de Rosas.


“Durante los primeros veinte años de vida política argentina (1810-1830), la ausencia de intereses económicos homogéneos engendró la más completa desorganización política; esta fue la base de una política personalista y caótica que los historiadores llaman “la anarquía argentina”. Ese régimen fue un feudalismo bárbaro. Los propietarios de la tierra eran señores en sus dominios: resumían en su propia persona la autoridad política y el privilegio económico. (…) Los señores feudales tenían el nombre de caudillos (…).

Estos devienen orgánicos cuando la agricultura y la ganadería se desarrollan metódicamente reemplazando el primitivo pastoreo por la estancia; se acentúan más tarde cuando se inicia la vida industrial y se desarrolla el comercio. El exponente más significativo de estas nuevas actividades fue Juan Manuel de Rosas, propietario, socio y administrador de las más grandes estancias (…).”

José Ingenieros, La sociología argentina.



“Los caudillos eran jefes (…) de las clases dominantes del Litoral y el Interior en lucha contra la oligarquía porteña. Los caudillos se apoyaban en el gauchaje y en las masas desposeídas del Interior porque ese era el único elemento con que contaban para oponer al ejército de línea porteño. (…) Rosas fue el adorno de los ganaderos y saladeristas, que antes, durante y después de Rosas no eran un “ornamento” sino los dueños de las tierras, de las vacas, y del país. Rosas constituye una etapa decisiva en el desarrollo del capitalismo argentino tal cual es, vale decir, capitalismo atrasado, semi–colonial, esencialmente agropecuario.”

Milcíades Peña, El paraíso terrateniente.


“Impulsado por cualidades propias del liderazgo, teniendo el apoyo de una extensa familia y progresando mediante una creciente influencia personal y la realización de actos oportunamente intimidatorios, el caudillo establecía una “clientela”, que se ocuparía tanto de conducirle al poder como mantenerle en dicho puesto. (…) Los vínculos existentes en las relaciones patrón-cliente se basaban en la desigualdad (…) en cuanto a sus respectivos grados de poder y riqueza. En este sentido, los patrones solían monopolizar determinados recursos que resultaban de vital importancia para los clientes. (…) Rosas era el gran patrón y los terratenientes constituían su clientela. En este sentido, el rosismo consistía en una serie de intereses creados antes que una ideología y creció conjuntamente con la provincia. (…)”

John Lynch, Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850.


“Los caudillos fueron conductores de las masas populares de las provincias. Ajenos, en general, a todas las sutilezas que suponía el ejercicio del poder dentro de la concepción de los grupos ilustrados, poseían algunos caracteres que evidenciaban su inequívoca aptitud para polarizar las simpatías y excitar la admiración. Por eso fueron los jefes populares, que si llegaban al poder por la violencia y no poseían título jurídico para ejercerlo, tenían a cambio una táctica adhesión de ciertos núcleos que los respaldaban y los sostenían. (…)”

José Luis Romero, Las ideas políticas en la Argentina.



Autor

Caudillismo

Juan Manuel de Rosas

José Ingenieros



Milcíades Peña



John Lynch



José Luis Romero